Compartí

Luca Prodan se desgastó las cuerdas vocales cantando durante años una de las canciones más veneradas y explosivas de Sumo, la mítica banda argentina que, aún hoy, agita los decibeles en las radios y auriculares de varias generaciones. Hablo de «Los viejos vinagres», claro, un hit que emergió del álbum «Llegando los monos» con la fuerza suprema de un grupo insurrecto y salvaje en el que Prodan compartía trincheras con Diego Arnedo, Ricardo Mollo, Germán Daffunchio y Roberto Pettinato.

Su voz, reptando sobre una base de funk en clave alegre, repitió hasta el cansancio:  

«¡Estoy rodeado de viejos vinagres, todo alrededor!  
¡Estoy rodeado de viejos vinagres, todo alrededor!  
¡Juventud, divino, tesoro!  
¡Juventud, divino, tesoro!»  

No habrá imaginado Prodan –o, tal vez, si: imposible desentrañar los misterios de esa mente brillante– que 37 años después seguiríamos penando por lo que a la luz de la realidad ya se ha convertido en un problema crónico: la incapacidad del sistema político para abrirles paso a las nuevas camadas de jóvenes dirigentes.  

La democracia argentina es apenas mayor que «Los viejos vinagres». Acaba de cumplir los cuarenta años en un contexto tan turbulento como incierto, con una feroz crisis económica alimentada por sistemáticas disparadas de la moneda verde y una inflación a mitad de camino de una “hiper” alfonsinesca. Y, en medio de ese berenjenal bíblico, Javier Milei se subió al ring del balotaje para hacer temblar la estantería política nacional a punta de ideas libertarias. Su contrincante, vale decirlo, es nada menos que el ministro de Economía que no-pudo-ni-supo apagar-ni-contener un incendio cada vez más desbocado.  

La política argentina vive inmersa en un bucle sin fin. Se repiten los problemas de siempre, pero los responsables no cambian. La fórmula Macri-Massa-Kirchner-Bullrich-Barrionuevo-etcétera se alterna en el poder, pero no permite el ingreso de un aire fresco, revitalizador y con ideas superadoras que permitan enderezar el rumbo de esta montaña rusa celeste y blanca.  

En ese escenario de crisis, la guardia joven pide pista a los cuatro vientos. No puede afirmarse que nuestro país no haya sabido generar nuevos cuadros políticos, pero sí que a los rancios apellidos de siempre les cuesta salir de la foto y dejar en el centro de la escena a jóvenes capaces, preparados y con bríos renovados.  

La juventud parece encolumnada detrás de un grito unánime: el tiempo de las nuevas generaciones es hoy, y es ahora.  

¿Y en la patria chica? En los cafés, en las calles y en los pasillos se habla de renovación joven. Pero ¿tendrá el microclima político exaltacrucense la capacidad de cederle el protagonismo a dirigentes nuevos y preparados para seguir avanzando en la construcción de un distrito fuerte y próspero?  

El tiempo dirá.  

Mientras tanto, seguiremos cantando al ritmo de ese funk pegadizo que ya nos sabemos de memoria:  

«Dale, dale con el look,
pero no te mires como captain cook,
dale, dale con el look»


Compartí

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *